Casi me detengo a preguntarle porqué estaba ahí, porque había llegado a esa situación que denotaba haberlo perdido todo.
No lo hice. Temí ilusionarlo.
Seguí caminando y la cabeza no me dejaba en paz.
¿Qué representaría yo para él?
Tal vez una solución pasajera. Una moneda para tirar el día a día.
Tal vez hubiera desencadenado una ilusión. El haber hablado con alguien que trabajaba ahí, en esos edificios cercanos al poder político. Sería su esperanza de conseguirle una solución, un techo, un trabajo, una vida mejor.
Las ilusiones… Cuantas veces pasan por mi cabeza. Un instante, una situación que te hace pensar en lo que podría pasar.
Dejas volar la imaginación y ella te lleva a situaciones ideales. Cumplís tus objetivos, triunfas.
Es placentero soñar despierto. Tal vez su cara me demostró que estaba haciendo eso. Lo dejé así, inmerso en su ilusión.
Lo único que hice por él, fue dejarle un deseo. Que cumpla sus sueños. Que puedan éstos darle la fuerza para hacer algo; y sobretodo que se cruce con la gente adecuada que le permita salir adelante.
martes, 2 de junio de 2009
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